Por Jorge Rubén Aguero
El resultado del plebiscito constitucional sorprendió, no sólo a parte de Chile, sino también a quienes seguíamos esperanzados su resultado en toda la Patria Grande. Que ganara el rechazo era más que una posibilidad, de hecho, lideró las encuestas previas (reales o no). Pero la magnitud del resultado y que varios sectores, hoy marginados, decidieran votar en contra de un texto que al parecer incluia a todos, resulta difícil de digerir.
Fue un durisimo golpe. La opción del rechazo triunfó por poco más del 60%. Ganó en casi todas las regiones de Chile (en el exterior el apruebo ganó ampliamente). En las zonas de inmensa mayoría de pueblos originarios, el rechazo fue abrumador, al igual que en poblacion rurales.
La izquierda, movimientos sociales, pueblos originarios y demás sectores populares gestores y motor de la transformación en el actual Chile, contaban con una oportunidad histórica por la que habían luchado y trabajado. Enterrar la Constitución de la dictadura de Augusto Pinochet y aprobar un texto constitucional de los más avanzados del mundo, que permitiera continuar por los cambios que necesita el Pueblo Chileno.
A la hora de entender los “por qué” de la derrota dentro de las fuerzas de Apruebo, será muy difícil no caer en un balance pesimista. El último mes creció la esperanza de otro resultado. Porque fueron protagonistas de una campaña histórica. La amplia unidad de los distintos sectores en los encuentros multitudinarios en las distintas regiones y el impresionante cierre en Santiago. Con militantes incansables en las calles y plazas, recorriendo casa a casa, en las redes sociales. Campaña elogiada y apoyada internacionalmente.
Por su parte la derecha comenzó a utilizar el resultado para intentar frenar el proceso de lucha por la transformación del país y socavar y poner condiciones al Gobierno de Boric. El rechazar para reformar, buscarán llevarlo al olvido. Rechazar para no cambiar nada.
No la iban a dejar fácil. Los dueños de todo en Chile, tenían que evitar otra derrota. Realizaron una campaña feroz, utilizando los medios masivos monopólicos, los que tienen a su total disposición. Fake news, mentiras y un discurso de odio para crear confusión y temor en un sector de la sociedad, cauteloso ante los cambios. Lograron primero deslegitimar a la Convención Constituyente, quizás el órgano más democrático y plural de la historia de Chile. Luego a la propuesta constitucional, laburando punto por punto. Agudizaron para esto contradicciones existentes en el seno del pueblo Chileno logrando dividirlo. No hay que subestimarlos. La derecha chilena, los terratenientes y el imperialismo yanqui llevan casi 50 años de trabajo, desde el golpe de Estado en el 73, con un proyecto de país que llevó a Chile a ser símbolo del Neoliberalismo en Latinoamérica. Y lo hicieron en todos los terrenos, afectando la cultura y la ideología de gran parte del pueblo.
Por eso el heroico proceso de lucha de estos últimos años en Chile, con sus grandes triunfos en las calles y las urnas, sigue generando admiración y apoyo en el resto de los pueblos de la Patria Grande. Este revés, lejos de cerrar ese proceso, y parafraseando a la poetisa chilena Gabriela Mistral, tiene que ser un punto de partida para un nuevo avance en la lucha por el nuevo Chile
El resultado fue contundente, si. Pero también lo fue la decisión democratica del pueblo de cambiar la Constitución y que la Convención sea el medio para realizarlo. Y la de evitar que la derecha continúe gobernando.
Entender que no fue un rechazo al proceso constituyente, sino un No Apruebo a esta propuesta, es fundamental. Analizar las razones, en la campaña de la derecha, en el texto constitucional, en las contradicciones en el pueblo chileno y su historia, y por supuesto, en los errores en las propias fuerzas es más que necesario. Chile ya votó masivamente por una nueva constitucion y un Chile distinto. Esa es ahora la pelea, la de defender esta decisión popular, continuar con el proceso constituyente y democrático. Mantener y reforzar la unidad forjada en la lucha y en esta campaña, contra los embates de la derecha y para seguir avanzando por los derechos a conquistar, por la Memoria, Verdad y Justicia, por la tierra, por el agua, por la salud, la educación, por los originarios, las mujeres y disidencias, la niñez y los anhelos de un pueblo dispuesto a luchar hasta que la dignidad se haga costumbre.