Por Jorge Ruben Agüero.
A diez dias de la renuncia de Evo Morales y la consumación del golpe de Estado con la autoproclamación de Jeanine Añez, la situacion en Bolivia es aun compleja, tanto para los golpistas como para los sectores populares.
El Golpe y el Gobierno de Jeanine Añez.
Luego de las elecciones del 20 de octubre, la oligarquía fascista y racista Boliviana, con el apoyo de la Policía y el Ejercito pusieron en marcha un Golpe de Estado reaccionario, organizado y financiado por el imperialismo yanqui junto a otros imperialismos con intereses en el rico suelo boliviano. El golpe precedio un brutal despliegue de violencia reaccionaria encabezada por un sector de la derecha y la oligarquía representada por Luis Camacho: ocupaciones de edificios públicos, quema de casas de referentes políticos y sociales, secuestros de dirigentes, etc. El motín por parte de la Policia y la inacción del Ejercito facilitaron la violencia reaccionaria. Detrás de la figura de Camacho se encuentran grandes latifundistas, ganaderos y agroindustriales santacruceños. Representa a un sector con profundo odio a las masas campesinas e indígenas y con el apoyo de un sector importante de la iglesia evangélica principalmente, que salio a la luz en levantamientos anteriores al gobierno de Evo Morales. Organizados en los centros cívicos, liderados por la elites regionales, sin control por parte del estado y con un poder importante en los departamentos, se plegaron al frente golpista rápidamente, no solo en Santa Cruz, sino también en Beni, Pando, Potosi, Cochabamba y la Paz. El papel de la OEA fue fundamental. Primero puso en duda la legitimidad de la victoria de Evo en primera vuelta al señalar irregularidades en los comicios en su informe y aunque nunca pudo comprobar la existencia de fraude, “aconsejar” nuevas elecciones. Ahora a través de Luis Almagro, no solo reconoce al gobierno ilegitimo, sino que se pone a su disposición completa, tal lo expreso en mensajes a Añez. Evo Morales ante los brutales ataques a sus dirigentes, y sin respaldo de la cúpula de las FFAA convoco a nuevas elecciones, pero el golpe estaba en marcha. La Policia y las FFAA le “sugirieron” públicamente la renuncia, y una vez consumada salieron a reprimir abiertamente y de manera conjunta a las masas que repudiaban el golpe. Ante la posibilidad de su encarcelamiento o asesinato, Evo y Garcia Lineras se refugiaron en un principios para luego partir rumbo a Mexico. Los sectores golpistas, rápidamente apoyaron el nombramiento de Añez, del partido de la Unión Democrática, con escasos votos en las elecciones y un historial personal de racismo y desprecio a las comunidades originarias, pero que representa a un sector de derecha un poco más moderado que el de Carlos Camacho. Además ante las renuncias forzadas podian tratar de justificar por sucesión su nombramiento como vicepresidenta del Senado. Este nombramiento se dio de manera ilegal, en un Senado sin quórum por la ausencia del MAS, mayoritario en las 2 cámaras. Por otra parte los legisladores del MAS seguían siendo perseguidos y atacados para evitar cualquier intento de restauración del gobierno democrático. Añez (que en las horas previas a su asunción se había reunido con el Episcopado de la iglesia católica y representantes de la Unión Europea), opto por reunirse de inicio con las FFAA y la policía continuando con la brutal represión y persecución a los dirigentes populares y funcionarios del gobierno de Evo. Una verdadera caza de brujas con causas inventadas y prisiones preventivas ante delitos inexistentes, como los del Tribunal Supremo Electoral encarcelados por el delito de Fraude. Instauraron un cerco mediatico, con la destruccion de antenas de medios opositores al golpe, y la unificacion del discurso de los medios masivos, escondiendo las manifestaciones y la represion por un lado, y resaltando la legitimidad del nuevo gobierno por el otro. Un ejercito de miles de trolls y cuentas falsas actuando antes y después del golpe a través de las redes, atacando a opositores, desinformando y también legitimando a Añez como presidenta.
Las Fuerzas Populares.
El pueblo boliviano carga en sus espaldas una triste historia de una profunda división de clases, racismo y discriminación. Esto marca aun la política y la relación entre los distintos actores de la sociedad boliviana. Luego de las heroicas Luchas del Gas y el Agua y con la llegada de Evo a la presidencia, las masas campesinas originarias totalmente excluidas, los mineros y los cocaleros, se ganaron un lugar protagonico, único en la historia del país hermano. Así en los últimos 14 años pudieron acceder a Educación y salud gratuita, obras públicas que los conectaron con las ciudades, jubilaciones y pensiones, trabajo para los jóvenes, etc. El gobierno de Evo los incluyo cultural y políticamente, levantando la esencia plurinacional de Bolivia, con la Wipala como símbolo unificador de estas naciones históricamente oprimidas. Pudieron acceder ademas a puestos de gobierno algo impensado en el siglo pasado. Una parte importante de estos sectores originarios le reclamaba a Evo avanzar más en la liberación nacional y contra la oligarquía. Este ascenso del pueblo indígena unifico también por otro lado a un sector racista de la sociedad, ubicado principalmente en el Oriente Boliviano y las grandes ciudades. Por otro lado el crecimiento económico por la nacionalización del control de los hidrocarburos y la minería, posibilito el crecimiento de una pequeña industria nacional y movimiento obrero organizado, pero aun debil. Sin embargo, sectores populares que no se vieron beneficiados o se sintieron perjudicados por el gobierno, principalmente de las capas medias, profesionales con criticas a la continuidad de Evo y expresadas en el referéndum revocatorio, asi como economías regionales con debates en la participación de los recursos, se fueron plegando en un frente electoral opositor, que encabezo el ex presidente Carlos Mesa, pero que confluyo con la derecha boliviana, sectores agrícolaganaderos, industriales, y los imperialismos yanqui y otros por sus intereses en los recursos como el litio y el control de la región.
La reacción en el mundo y en nuestro país.
Rapidamente Trump, Bolsonaro y Guaidó, celebraron el golpe y reconocieron la presidencia de Añez. Luego se fueron plegando otros países de gobiernos alineados a EEUU como Colombia y Guatemala. Europa esta dividida, mientras el Reino Unido y Alemania reconocieron al nuevo gobierno España tomo otra posición, en medio de sus elecciones, Rusia que denuncio el golpe, luego reconoció a Jeanine Añez como gobierno hasta unas inmediatas elecciones. China tampoco quiso tensar sus relación con EEUU. Maduro en Venezuela, y Lopez Obrador en Mexico fueron los primeros en pronunciarse contra el golpe brindando su apoyo y solidaridad a Evo, brindandole este ultimo inmediato asilo político a Evo y sus funcionarios. Fue una respuesta inmediata de los integrantes del grupo Puebla, como Alberto Fernandez, Mujica, y Correa que reaccionaron rápidamente al golpe condenándolo. El gobierno argentino, con el silencio de Macri, a través de su canciller Faure hablo de crisis institucional y nunca de golpe de Estado y nego asilo a funcionarios. Sin embargo no pudo aun reconocer a Añez como mandataria.
Todas las fuerzas del Frente de Todos, comenzando por el presidente electo Alberto Fernández denunciaron el golpe, e impulsaron el tratamiento en el Congreso del repudio que fue aprobado. Esto generó un quiebre en Juntos por el Cambio, donde la UCR rápidamente se diferenció del PRO y se pronunció contra el golpe. Fue fundamental la masiva respuesta popular con manifestaciones rechazando el golpe en todo el país, donde confluyeron el movimiento obrero, organizaciones sociales y de DDHH, campesinos, originarios con la comunidad boliviana.
Un escenario abierto.
El golpe no pudo todavia consolidarse. La lucha del pueblo en las calles, la debilidad institucional por el control del MAS de ambas cámaras del congreso, y la respuesta internacional, freno el avance del gobierno reaccionario. Las masas campesinas originarias, discriminadas, agraviadas por el maltrato y la quema de la whipala, no están dispuestas a perder lo conseguido en estos años, por eso no abandonaron las calles. Comenzando por el Alto de la Paz, pero con movilizaciones en Potosi, en Cochabamba con los cocaleros, y bloqueos de rutas y caminos en todo Bolivia (silenciadas por los medios), fueron forzando al gobierno a responder con una represión asesina que ya lleva mas de 25 muertos, cientos de heridos y desaparecidos, con la represiónes ultimas en Cochabamba y Senkata . La “mujer de pollera” se transformó en un símbolo de resistencia, que gracias a la cobertura independiente y de medios extranjeros, hoy recorre el mundo. Tal es asi que, los periodistas extranjeros comenzaron a ser atacados en las calles y las redes, y amenazados de ser acusados de sedición por parte del gobierno boliviano, ensuciados por los medios leales al golpe. Ante la complicidad de la embajada argentina que no les garantizo su seguridad, muchos cronistas de gran labor comunicando lo que pasaba en las calles, se vieron obligados a volver al país. Los intentos de bajar el tono del discurso, como el desagravio de la whipala por parte de las fuerzas, el silencio de Camacho, el nombramiento de originarios y campesinos en el nuevo gabinete y el llamado a dialogo al MAS (Legisladores del Mas llamaron a no movilizar para poder llamar a elecciones), y los dos proyectos para la salida electoral, no pudieron hasta hoy calmar a un pueblo que exige la renuncia de Añez, la condena a los golpistas y los responsables de las muertes, y el respeto a la Whipala como reclamos principales no negociables.
Añez y el golpismo le desatan las manos al ejército para que avance en la represión sangrienta eximiendo a quienes lo hagan a pagar futuras causas judiciales.
El golpe de Estado de la derecha fascista y racista en Bolivia, con la participación del Ejército, la policía y el gobierno de Estados Unidos, muestra la contraofensiva de los sectores ultra reaccionarios y el imperialismo yanqui, enemigo tradicional de los pueblos latinoamericanos, que disputa con otros imperialismos para adueñarse del litio, el gas y demás recursos nacionales bolivianos.
Uno de los multitudinarios Cabildos del Alto